Llevamos tiempo hablando de que España atraviesa un estado delicado y conflictivo en cuestión económica, como consecuencia de la propia actividad económica que ha seguido una trayectoria encauzada por el consumismo, cuyo efecto se percibe con la pérdida de demanda y el excesivo sobreendeudamiento. Pero, no todos nos adaptamos a las circunstancias del mismo modo. Mientras a unos no les quedan más agujeros para apretarse el cinturón; la Casa Real nos sorprende esta semana con sus medidas anticrisis, tras percibir en el 2009 la elevada cantidad de 8´9 millones de euros, claro que, dicha asignación presupuestaria depende de quien elabora y aprueba los presupuestos generales del Estado y no de las disposiciones del Jefe de Estado, que ya le ampara bastante la Constitución en relación con la opacidad de su gestión. Mientras la clase popular conoce de embargos, negocios arruinados o pérdidas de empleo; la Casa Real decide por cuestión de imagen, porque no se me ocurre otra razón, recortar gastos y dar muestras de austeridad anunciando su intención de aprovechar sus limoneros para hacerse los zumos o navegar menos por las Islas Baleares en el yate Fortuna. De lo que parece no querer pronunciarse es si la Reina volverá a tomar un vuelo con Ryanair o si Letizia dejará de lucir vestidos de firma y se hace asidua de tiendas como Zara o Mango. Finalmente, lanzo una pregunta que, lo más seguro, quedará en el aire: ¿Por qué no se reduce el coste de la Monarquía?
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