domingo, 27 de diciembre de 2009

La estupidez insiste siempre

Mientras unos celebran el nacimiento del niño Jesús, otros tenemos que romper el sueño de viajar a ese país, tan lejano de la realidad histórica de España, llamado “Cataluña”. Pero, aún me queda el consuelo de no haberme perdido el tradicional discurso navideño del Rey, basando sus reflexiones principalmente en un asunto que se ha situado en la primera preocupación ciudadana (“la crisis económica”), proponiendo la forma de abordar el problema, que se puede sintetizar, tras 15 minutos interminables, en tres cometidos: superar divisiones, sumar voluntades y redoblar esfuerzos. Tres cometidos que lograrían paliar los efectos de la crisis y proporcionarnos un mayor bienestar social. La intención del discurso ha sido interpretada de diferentes maneras. Para unos, se trataba de un mensaje que se dirigía claramente al principal partido de oposición por anteponer sus intereses electorales a los de la ciudadanía. Otros piensan que el discurso navideño del Rey ha sido escrito por el Gobierno. Por otro lado, se ha llegado a opinar que la mayor alegría que el Rey podría dar en su tradicional acto es el anuncio de su abdicación, para facilitar así el paso hacia una república federal. Por mi parte, sostengo la idea de que las palabras son muy bonitas, pero, hay que dar ejemplo. Se han observado medidas anti-crisis pero poco fructíferas, como es el caso del recorte de tejido o de miembros en la familia real; sin embargo, esto mismo se podría conmutar por la repetición de modelos y el alojamiento en viviendas de dimensiones más reducidas. Una opinión absurda que podría justificarla con una frase que dice: “La estupidez insiste siempre”.

domingo, 6 de diciembre de 2009

"La Ghandi Saharaui"

Tres décadas, una guerra sin cerrar, un pueblo dividido y soluciones poco efectivas. Es la situación que intercambia el Sáhara Occidental con Marruecos, una situación insostenible que ha sido ignorada y aceptada con pasividad por la comunidad internacional, sabiendo que Marruecos ejerce ilegalmente su soberanía sobre un territorio que no le pertenece, que aún vive pendiente de un referéndum para la independencia del Sáhara. Un conflicto duradero que ha vuelto a recordárnoslo la que se ha convertido por su coraje en símbolo de la lucha pacífica del pueblo saharaui contra la represión marroquí, Aminetou Haidar, más conocida como “la Ghandi saharaui”. Una persona de principios que no se doblega ante un Gobierno marroquí que no le devuelve su pasaporte si no pide perdón al monarca Mohamed VI, quien no entiende de ambigüedades, es decir, o se es marroquí o se es un traidor. Y, en medio de este frente, se encuentra España, que deja entrar al país a una mujer sin documentación, que no acepta el estatuto de refugiada política ni la nacionalidad española y acusa, además, al Gobierno español de retenerla contra su voluntad cuando, en verdad, Marruecos es quien debería asumir su responsabilidad y solventar la flagrante ilegalidad que cometió al confiscarle el pasaporte a una compatriota y, al mismo tiempo, expulsarle del país, violando así los derechos humanos pactados a nivel internacional; claro que, por un desierto de arena con importantes yacimientos, para Marruecos los convenios pueden quedar obsoletos.