domingo, 28 de febrero de 2010

Un cuento de princesas

Érase una vez, una princesa que se preocupaba mucho por su imagen. Dicen que todas las mañanas al levantarse, se miraba en el espejo y le preguntaba:
- “Espejito, espejito mágico. ¿Quién es la más guapa del mundo?”
Y el espejito le respondía:
- “Tú, tú eres la más guapa del mundo”
Hasta que un día, el espejito mágico le contestó:
- “Ania de Groenlandia es la más guapa del mundo”
Esa respuesta la asustó tanto que pensó en corregirse la nariz para volver a ser la más bella entre las bellas. Durante un tiempo muy breve, ocupó ese primer lugar concedido por el espejito mágico pero, de repente, éste volvió a cambiar de opinión:
- “Fania Brumi es la más guapa del mundo”
La princesa, se mostró temerosa al haber perdido ese primer puesto y se corrigió la dentadura, logrando así recuperar su ansiado sueño. Una mañana, decidió salir del castillo para enseñar al pueblo su nuevo vestido y, mientras paseaba entre la gente, empezó a darse cuenta de que su presencia cada vez importaba menos, que, poco a poco, las personas que la rodeaban dejaban de mostrar su afecto hacia ella. Después, se percató de que la mirada de una niña se había mantenido fija hacia sus ojos durante más tiempo del que los demás lo hacían. La princesa se acercó a la niña y le preguntó:
- “¿Sabes quién soy?”
La niña negó con la cabeza. La princesa apartó su mirada de la niña y evitó llorar en aquel momento. Luego, regresó al castillo. Cuando entró en su habitación y se encontró frente al espejo, entendió que el reflejo es la proyección de lo que somos, que si la imagen que vemos no nos gusta, tampoco gustará a los demás. A partir de entonces, la princesa dejó de preguntar cada mañana al espejito mágico “¿quién es la más guapa del mundo?”. Además, regaló al pueblo muchísimos de sus vestidos, sin importarle repetir algún modelo que otro dos días seguidos. También, empezó a sorprender a los aldeanos con preguntas que mostraban interés y curiosidad por cómo iban sus vidas. Así fue como, poco a poco, la princesa volvió a ganarse el afecto del pueblo y consiguió verse, por fin, más guapa que nunca. Y colorín, colorado….

martes, 9 de febrero de 2010

¿Para cuándo la reforma laboral?

Una semana horribilis para el Gobierno español, pero no les compadezco. Tardar dos años en asumir la necesidad de dar una respuesta “inmediata”, es tiempo suficiente para que ascienda el número de parados, el déficit del Estado y mis ganas de votar a otro partido. Su modo de actuación no puede limitarse en proponer reformas superficiales, reformas de contenido tan genérico que llevado a cabo su aplicación no suponga un avance, puesto que, en realidad no se concreta nada que pudiera posibilitar el cambio. En un contexto de crisis, es muy recurrente anunciar medidas de austeridad como el recorte del gasto público para reducir la deuda. Ahora, lo novedoso y lo que ha propiciado la agitación popular es la propuesta de reforma de las pensiones al sugerir en su contenido que la edad de jubilación sea proporcional a la esperanza de vida, es decir, al sugerir el aumento de la edad de jubilación a los 67 años. El documento no acaba de convencer, y menos mal, que se ha añadido que se aprobará bajo consenso nacional. Una de las principales causas por las que no convence es porque si se retrasa la edad de jubilación, se dificulta el acceso de los jóvenes al trabajo, y no se puede olvidar que este sector ha sido el más golpeado por el desempleo. Actualmente, la tasa de desempleo de este sector se sitúa en un 40%, pero si lo que preocupa son las pensiones y garantizar la sostenibilidad del sistema, la reforma tendría que centrarse en fijar unas medidas para controlar y reducir el acceso a las jubilaciones anticipadas. Y si, en un contexto de crisis, resulta difícil la creación de empleo, es razonable pensar que lo que verdaderamente urge es una reforma laboral y adoptar medidas de reparto del trabajo y favorecer el acceso de los jóvenes al trabajo, por ser el sector más castigado por la crisis.