Érase una vez, una princesa que se preocupaba mucho por su imagen. Dicen que todas las mañanas al levantarse, se miraba en el espejo y le preguntaba:
- “Espejito, espejito mágico. ¿Quién es la más guapa del mundo?”
Y el espejito le respondía:
- “Tú, tú eres la más guapa del mundo”
Hasta que un día, el espejito mágico le contestó:
- “Ania de Groenlandia es la más guapa del mundo”
Esa respuesta la asustó tanto que pensó en corregirse la nariz para volver a ser la más bella entre las bellas. Durante un tiempo muy breve, ocupó ese primer lugar concedido por el espejito mágico pero, de repente, éste volvió a cambiar de opinión:
- “Fania Brumi es la más guapa del mundo”
La princesa, se mostró temerosa al haber perdido ese primer puesto y se corrigió la dentadura, logrando así recuperar su ansiado sueño. Una mañana, decidió salir del castillo para enseñar al pueblo su nuevo vestido y, mientras paseaba entre la gente, empezó a darse cuenta de que su presencia cada vez importaba menos, que, poco a poco, las personas que la rodeaban dejaban de mostrar su afecto hacia ella. Después, se percató de que la mirada de una niña se había mantenido fija hacia sus ojos durante más tiempo del que los demás lo hacían. La princesa se acercó a la niña y le preguntó:
- “¿Sabes quién soy?”
La niña negó con la cabeza. La princesa apartó su mirada de la niña y evitó llorar en aquel momento. Luego, regresó al castillo. Cuando entró en su habitación y se encontró frente al espejo, entendió que el reflejo es la proyección de lo que somos, que si la imagen que vemos no nos gusta, tampoco gustará a los demás. A partir de entonces, la princesa dejó de preguntar cada mañana al espejito mágico “¿quién es la más guapa del mundo?”. Además, regaló al pueblo muchísimos de sus vestidos, sin importarle repetir algún modelo que otro dos días seguidos. También, empezó a sorprender a los aldeanos con preguntas que mostraban interés y curiosidad por cómo iban sus vidas. Así fue como, poco a poco, la princesa volvió a ganarse el afecto del pueblo y consiguió verse, por fin, más guapa que nunca. Y colorín, colorado….
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