PLAN A, LANGOSTINOS Y CARADURAS

Han pasado unos meses y se presagiaba que con la política del descalabro económico íbamos a acabar como en Grecia, a los que la UE (Unión Europea) ha tenido que rescatar tirándoles un flotador. El Gobierno central ha tenido que admitir la necesidad de tomar nuevas medidas de calado social basadas en el conocidísimo tijeretazo a los sueldos, pensiones y ayudas; aunque, ello se convierta en un lastre para ganar las próximas elecciones regionales, para los sindicatos tener que “tragar más sapos” (aunque también langostinos) y para la oposición tomar bríos para ir derechos a la Moncloa (aunque nunca se sabe). El Gobierno central ha activado políticas a corto y a largo plazo para que la economía comience a ilustrarnos la creación de nuevos puestos de trabajo; sin embargo, aún no hemos obtenido resultados visibles y el Plan A, B,… ¿C?… ¿D?... promete ser intrigante. Y la intriga no se puede utilizar para esparcir rumores de hundimiento del país y para incitar a que se ejemplarice la revuelta egipcia cuando en Egipto se pretende instaurar un Gobierno democrático y en España que todos colaboren para afrontar una crisis económica global.