domingo, 11 de abril de 2010

La primavera

Es un sentimiento que permanece dormido mientras el cielo no vista de más vario color y el sol no alumbre con otro resplandor. Así lo describía Tomás de Iriarte en su poema, “La Primavera”. Y pensando que en primavera estamos y “el tiempo del amor ha llegado”, me dejé seducir por la curiosidad y comencé a leer un “manual para ligar”. En primer lugar, tal y como indica dicho manual, hay que tratar de identificar ese sentimiento que a veces puede confundirse con el capricho y que para poder diferenciarlos y determinar si aquello que emerge desde nuestro interior se trata de un estado auténtico o no, hay que notar unos síntomas físicos similares a los síntomas de la influencia de un billete de 500 euros: no puedes sacarlo de tu mente, te hace bailar mariposas en el estómago, tu corazón late a mil por hora cada vez que lo ves y sólo buscas excusas para estar cerca de él. Una vez que hemos encontrado la respuesta y hemos tomado conciencia de que una energía indestructible nos ha invadido sin permiso y una fuerza nos arrastra con entera libertad hacia la verdad, hemos de desarrollar unas tácticas para atraer su atención: mostrar que vas pisando fuerte por la vida y que sabes vivir sin él, no decir tacos, usar escote y falda, decirle lo maravilloso y estupendo que es en todo para engordar su ego, tratar de ir “arreglada” pero sin que se note, escuchar lo que te cuente (aunque te aburra), llorar o asustarte para conmoverle o hacerle sentir tu protector al ver una película en el cine. Después de haber leído estos consejos, creo que los únicos consejos que se deben tener en cuenta para conseguir despertar el interés de alguien hacia ti, son: ser natural, tener las ideas claras, prescindir de toda sombra de egocentrismo y ser consciente de que el amor no entiende de diferencias de ninguna clase.

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