domingo, 25 de abril de 2010

¿Libertad religiosa o igualdad y respeto por la dignidad humana?

Pronunciarme a favor o en contra del uso del velo musulmán en las escuelas, me conduce a pensar antes sobre cuál es mi actuación cuando la siguiente en pagar su compra en el supermercado soy yo y una anciana me pide permiso para que deje que la cajera la atienda antes por llevar menos productos. Es una decisión espinosa porque si resolviera la situación como la anciana lo está planteando, correría el riesgo de que otra anciana me sugiriera lo mismo que ella y, así sucesivamente, de modo que esa acción me impidiera pasar por caja antes de la hora de cierre del supermercado. Por otro lado, si optara por hacerme la sorda, indudablemente la anciana manifestaría su enfado por mi falta de respeto hacia una persona de tercera edad, a lo que yo le preguntaría: “¿Quién ha llegado antes? ¿Usted o yo?”. Con respecto al juego del pañuelo, quiero permitirme el lujo de expresarme egoístamente, y así lo haré porque ningún cristiano es aún libre para practicar su religión en cualquier país. Aunque respete la libertad religiosa y el derecho a la educación porque así se establece en la Constitución, el Reglamento de Régimen Interior aprobado por el Consejo Escolar del centro educativo, también debe ser respetado y, puesto que, este documento se aplicaba antes del repentino sometimiento a Dios mediante el uso del velo, el centro educativo debería seguir manteniendo su autonomía para fijar sus normas de convivencia en el centro. Y, ¿por qué?. Porque al igual que se debe garantizar la libertad religiosa, también se debe garantizar la igualdad y el respeto por la dignidad humana, porque el uso del “hiyab” produce cuestionamientos sobre las verdaderas razones de su uso, porque se puede tolerar su función religiosa pero no cultural, porque la mujer no debe vivir aislada bajo un velo porque la mente absurda del hombre así se lo impone, porque…., porque….., porque…., porque…..

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