Nuestra visión del mundo puede verse limitada por nuestros dogmas, que están condicionadas por el momento histórico en que tuvo lugar su promulgación. La diversidad de formas religiosas responden a un único objetivo: crear un contexto social único con unas convicciones fijas, permitiendo la modificación o continuidad de una determinada situación social, cumpliendo con los intereses arcaicos de un determinado individuo o grupo social del momento. Actualmente, los elementos que obstaculizan la necesaria transformación de la realidad social en todas sus órdenes tienen trasfondo religioso. Todas las religiones transmiten el mismo mensaje: “Los hombres son hermanos y no debe haber conflicto entre ellos”, y son estos mensajes los que nos encamina a reconocer la posibilidad de una actitud de respeto y tolerancia religiosa, siempre y cuando, ninguno de estos paradigmas se utilicen para justificar prácticas contrarias a los principios de los derechos humanos. El pluralismo religioso enriquece nuestros conocimientos, y al efecto, se debe favorecer la interacción y comunicación entre religiones; y mostrar una actitud de rechazo hacia los monopolios de la verdad.
Llibertat
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