viernes, 1 de enero de 2010

Llibertat

Nuestra visión del mundo puede verse limitada por nuestros dogmas, que están condicionadas por el momento histórico en que tuvo lugar su promulgación. La diversidad de formas religiosas responden a un único objetivo: crear un contexto social único con unas convicciones fijas, permitiendo la modificación o continuidad de una determinada situación social, cumpliendo con los intereses arcaicos de un determinado individuo o grupo social del momento. Actualmente, los elementos que obstaculizan la necesaria transformación de la realidad social en todas sus órdenes tienen trasfondo religioso. Todas las religiones transmiten el mismo mensaje: “Los hombres son hermanos y no debe haber conflicto entre ellos”, y son estos mensajes los que nos encamina a reconocer la posibilidad de una actitud de respeto y tolerancia religiosa, siempre y cuando, ninguno de estos paradigmas se utilicen para justificar prácticas contrarias a los principios de los derechos humanos. El pluralismo religioso enriquece nuestros conocimientos, y al efecto, se debe favorecer la interacción y comunicación entre religiones; y mostrar una actitud de rechazo hacia los monopolios de la verdad.

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