Hoy me gustaría contar algo, pero no sé cómo empezar…. ¡Ah, sí! ¡Ya sé! Como empiezan todos aquellos que tienen que escribir un artículo en su revista o periódico y que tiene que ver con la palabra “crisis”, que últimamente se estila mucho para bien o para mal. Y digo para bien o para mal, porque algunos la usan como filo político y otros sienten pavor si se les obliga a hacer mención de ello. Esto último no es el caso del nuevo oráculo que nace en nuestro país y que desconocíamos hasta ahora su otra faceta, aunque intentemos no consagrarle como tal, y es que Aznar (ese que fue un día presidente en España) comenta en su nuevo libro la estupidez de que las reformas de los Estatutos de Autonomía es factor influyente en nuestra crisis y que, además, produce la fragmentación nacional con motivo del despilfarro de dinero público sólo por algunas partes, a lo que él llama “taifas”. Recordemos, que hace unos días, el Comité Olímpico Internacional visitaba Madrid para poder motivar sus impresiones sobre la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del 2016, un proyecto madrileño, cuyos gestores (ampliamente formado por el Partido Popular) aseguran poder hacer frente, a pesar de que la organización de un evento de tales características sólo pueda implicar gastos ingentes que sitúan nuevamente a Madrid como la comunidad con mayor endeudamiento nacional. A su juicio, para poder ahuyentar la crisis, es preciso la austeridad (como pudimos observar en la boda de su hija), la contención de empleo público (para desfavorecer así, al casi 20% de desempleados, la consecución de un empleo, ya sea público o privado), la reducción del gasto público (¿cuánto gasto habrá supuesto construir “La Caja Mágica”?); y, la privatización de las empresas públicas (claro, cuando la crisis está haciendo mella y desestabilizando muchas empresas privadas, ¿por qué no podemos desestabilizar también lo que se sustenta gracias al Estado, o lo que es lo mismo, lo que se sustenta gracias a la columna vertebral del país?). En definitiva, con lo que he leído de usted, doy gracias porque ya no sigue gobernando nuestro país.
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